17 julio, 2006

EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA


No deja de ser sorprendente el hecho de que en pleno siglo XXI, en una de las naciones consideradas del “Primer Mundo”, un gobierno que se dice “progresista” esté intentando implantar una asignatura obligatoria –con la misma importancia que la Lengua o las Matemáticas– que viola el derecho de los padres a decidir en libertad las convicciones morales o religiosas que quieren en la educación de sus hijos; algo que va en contra de lo recogido en el artículo 27 de nuestra Carta Magna.

Digo que es sorprendente, ya que si prescindimos del fondo de la susodicha asignatura, vemos cómo el progreso nos lleva hacia atrás en el tiempo alrededor de medio siglo, cuando en las escuelas españolas –desde el parvulario- aquellos maestros con vocación (maestros con mayúsculas) nos enseñaban una cosa que se llamaba “urbanidad”; algo que con el paso del tiempo nos ha servido para saber que hay unas normas, basadas en el respeto, en la educación y en el orden, que se deben observar para asegurar la convivencia.

Pero si no prescindimos del fondo, la cosa deja de ser sorprendente para convertirse en indignante. Disfrazado bajo el velo de una recomendación de la UE para paliar el "déficit democrático" que se observa en la Unión se esconde el afán del gobierno por imponer sus nuevas formas de relación humana. Así, donde no existía una necesidad, mediante una hábil maniobra de propaganda informativa del lobby gay, se creó, dando lugar al mal llamado “matrimonio homosexual” (recordemos que iban a contarse por cientos de miles dichos “matrimonios” y sin embargo en los seis primeros meses se contabilizaron 1.275). Y ahora, para justificar esa gran mentira se crea una asignatura que abordará también la transmisión de valores morales, la tolerancia y el respeto al diferente; es decir, se adocenará a los escolares transmitiéndoles como normal aquello que, a la vista de los propios resultados es anormal. ¡Y todo ello arrogándose el Estado la responsabilidad máxima en la transmisión de valores, por encima del derecho de los propios padres!. En este caso, parece claro que el mal llamado progreso nos va a quitar derechos.

Y si en estas condiciones se nos merman las libertades y se nos hace volver al pasado, ¿no sería mejor que nos permitieran seguir siendo “conservadores”, al menos en lo referente a la familia? No olvidemos que con esta institución implantada en nuestra sociedad, en su forma original, la humanidad ha sido capaz de progresar aún a pesar de haber tenido en su seno mentes obtusas como las que ahora nos gobiernan.

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Comparto tu opinión como padre. La llamada del Foro Español de la Familia a los padres para que ejerzamos la Objeción de conciencia ante la imposición doctrinal de "Educación para la ciudadania" me parece propia de una sociedad madura y democrática. Y ya lo adelanto, no voy a consentir que a mis hijos los adoctrine quienes pretende cargarse lo mas sagrado que tengo: la familia.

17/7/06 20:57  

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