01 octubre, 2006

USO RESPONSABLE DE LA TECNOLOGÍA


Durante los últimos tres meses, en no menos de una docena de artículos, hemos hecho referencia a que la mayor parte de los problemas que tiene la juventud actual provienen del abandono de los padres de la tarea de educar a sus hijos, abandono del que, a menudo y como causa casi única, se culpa a la falta de tiempo. Y es precisamente esa falta de tiempo de los padres dedicada a los hijos, la que estos aprovechan para desarrollar sus conocimientos de las nuevas tecnologías, que a la postre son quienes les educan.

Me explico. Cada día, con mayor frecuencia, nuestros hijos pasan más tiempo solos. El trabajo de los padres fuera del hogar, los horarios interminables, el tiempo perdido en desplazamientos, las obligaciones sociales contraídas con la mejora del estatus personal, los largos periodos de tiempo dedicados a uno mismo para mantenerse en forma o para cumplir con los patrones de belleza estipulados, ..., han contribuido decisivamente a que esto sea así. Y nuestros hijos, con el poco criterio que tienen a esas edades tempranas, sumado a la mayor concesión de caprichos por nuestra parte -debido al sentimiento de culpabilidad que tenemos por no poder atenderlos adecuadamente- e influidos (por no decir hipnotizados) por todos los estímulos que de forma continua reciben de una sociedad cada vez más consumista, se refugian en las nuevas formas de ocio que han aparecido en la sociedad a raíz de la evolución meteórica de las nuevas tecnologías. Y decimos que, con ese criterio deficiente ellos se vuelcan en el uso indiscriminado de esas herramientas que, en sí mismas, no son malas, pero en las que su uso abusivo o indebido puede acarrear serios peligros para su formación moral y humana.

En este sentido, hace unos días tuve la oportunidad de recibir un folleto editado por la Dirección de Comunicación de
FOMENTO de Centros de Enseñanza, en el que se hablaba de este tema y se recogía entre otras cosas que “Estas nuevas tecnologías tienen un fuerte poder de atracción tanto para niños como para adultos. Precisamente por eso, son capaces de producir todo un nuevo repertorio de patologías psicosociales y peligros que es necesario prevenir, tanto en la familia como en el colegio. Una vez más, como en todos los temas que tienen que ver con la educación, los padres tienen la responsabilidad de formar a sus hijos con los criterios necesarios para fomentar su uso responsable y enriquecedor. Todo con un objetivo: que los pequeños, además de divertirse sepan utilizar las tecnologías para su desarrollo como personas” .

Con este artículo comienza una serie, sobre la que iremos escribiendo los próximos días, en la que se va a analizar el uso responsable de internet, los videojuegos, los “chats”, el teléfono móvil y la televisión. El objetivo, además de alertar sobre el mal uso que se puede hacer de los mismos y los peligros que esto conlleva, es dar una serie de criterios para su uso responsable.