13 septiembre, 2006

ESA NO ES UNA FAMILIA


Este pasado agosto, esperando mi turno en una de esas innumerables colas que se organizan en las zonas de veraneo para cosas tan banales como comprar una barra de pan, me fijé en la portada de una revista de las llamadas “del corazón” que llevaba la señora que iba delante de mi. Foto de un señor, una señora y una niña jugando en el agua; la niña, hija de la señora; la señora, famosa luciendo su nuevo estatus social de “recién divorciada”; y el señor, efectivamente, el nuevo amigo de la madre que la va a ayudar a superar el duro trance. Por encima de la foto el titular: “Fulanito y Fulanita, con la hija de ésta última, una familia feliz”.

Por un instante me quedé pensando “se deben haber equivocado de titular”, pero al momento me di cuenta que no, que “esa” era la “familia feliz”. Y la verdad es que parecían muy felices, y hasta incluso pienso sin poder asegurarlo, que podrían serlo -todo apuntaba a que la fotografía hacía honor a lo que representaba-; pero de lo que estoy realmente seguro es de que no eran una familia, ya que ni el hombre era el padre de la niña, ni era el marido de la señora, a pesar de que pudiera querer mucho tanto a la madre como a la hija. La familia la forman el padre, la madre y sus hijos, le pese a quien le pese, y se aprueben las leyes que se aprueben.

Cada día que pasa hay más “matrimonios rehechos” (expresión esta que no alcanzo a comprender ya que el matrimonio no se rompe con una persona para rehacerlo con otra, pues es la unión de uno con una para siempre y abierto a la transmisión de la vida), y, si Dios no lo remedia, dentro de unos años, cuando tal día como hoy llevemos a nuestros hijos al colegio en su primer día de clase nos podemos encontrar con todo menos con familias llamémoslas “normales”. Gracias a la perversión del lenguaje, maliciosamente potenciada por muchos medios de comunicación a raíz de la aprobación de la ley del mal llamado “matrimonio homosexual”, corremos el peligro de corromper al mismo tiempo los conceptos que hasta hoy estaban perfectamente claros; y esto conduce a que cualquier forma de convivencia, por el mero hecho de que en ella exista cariño, pueda ser llamada “familia”.

Si aceptásemos que lo que mostraba la revista en la portada es una familia, o que el “matrimonio” entre dos mujeres o entre dos hombres puede ser posible (a pesar de que una ley lo haya aprobado), no tendríamos ningún argumento para oponer al derecho de un abuelo a casarse con su nieta, o el de una madre con su hijo, o el de un pastor con sus ovejas. No sería por falta de cariño o por la felicidad que mostraran juntos.

2 Comments:

Blogger Aeronauta said...

Un honor que me hayan enlazado :) ¡Gracias!

13/9/06 15:07  
Blogger Luis Fuertes said...

Aeronauta, lo que es un honor es poder disfrutar de tus comentarios. Y es una obligación poder compartirlos con otros.
Gracias a tí.

13/9/06 15:39  

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