POBRECITA, QUE PENA ME DA
Esta mañana, al leer las noticias en la prensa, le he dado gracias a Dios por ser católico y no musulmán; por tener una religión en la que me han inculcado la cultura del perdón y no la del odio. De no haber sido así, después de ver el lamentable espectáculo que ha hecho la polémica Louise Verónica Ciccone, más conocida como Madonna, en el concierto que ha dado en la Ciudad Eterna, debería haberme enfurecido y haber invocado la guerra santa contra la sacrílega autora de tamaña ofensa y contra todos los que han colaborado con ella para ese fin, incluidos empresarios, casas discográficas y cualesquiera otros. Pero no ha sido así, ya que mi religión me pide que perdone las ofensas, que ponga la otra mejilla, que no tenga en cuenta los insultos, que sepa olvidar.
Madonna, en el concierto 'Confessions Tour 2006', interpreta uno de los temas sobre una cruz de espejos y con una corona de espinas de acero sobre su cabeza, “mientras a su espalda se proyectan imágenes y cifras sobre el sufrimiento de las personas en el mundo”. ¿Es necesaria esa grotesca “puesta en escena” para poner de manifiesto el sufrimiento de las personas en el mundo? ¿No sería mucho más efectivo que la polémica "artista" dedicara los beneficios de esta gira mundial a paliar el citado sufrimiento?. Seamos coherentes, por favor.
Esa cruz –en la que no está clavada y que no ha tenido que portar durante el camino del Calvario después de sufrir una horrible flagelación interminable- y esa corona de espinas -que luce sobre su cabeza sin que se la hayan hincado en su cráneo-, para muchos millones de personas en todo el planeta tienen un significado de redención, de entrega por los demás para el perdón de nuestros pecados. Esa cruz y esa corona de espinas las llevó Cristo, el Hijo de Dios, que dio su vida para reconciliarnos con el Padre.
Resulta, cuando menos, increíble que durante el concierto la "artista" haya realizado un llamamiento en favor de la paz: "Es posible tener paz en este mundo. Debéis creer que cambiar el mundo es posible", mientras que con su actitud haya estado afrentando a millones de personas. ¿Es que para pedir la paz en el mundo hace falta ofender las convicciones religiosas de media humanidad? ¿No es esa una forma como otra cualquiera de quitarle la paz a esa mitad del mundo?
También resulta increíble que el titular de la noticia distribuida por la agencia EFE haya sido “Madonna reunió en Roma a 70.000 seguidores entregados pese a las críticas de la Iglesia”. ¿Pero qué estaba esperando el periodista que escribió la noticia, que la Iglesia aplaudiera alborozada mientras recibía el insulto? ¿O quizá que el Papa hubiera aceptado la invitación de la cantante al concierto y mientras ella interpretaba esa “astracanada” hubiera aplaudido embelesado por la emoción?
Madonna, lo siento mucho, pero no puedo evitar sentir lástima por ti. ¡Hay que ver que bajo has caído para poder “forrarte” a cuenta de gente con pocos escrúpulos!
Madonna, en el concierto 'Confessions Tour 2006', interpreta uno de los temas sobre una cruz de espejos y con una corona de espinas de acero sobre su cabeza, “mientras a su espalda se proyectan imágenes y cifras sobre el sufrimiento de las personas en el mundo”. ¿Es necesaria esa grotesca “puesta en escena” para poner de manifiesto el sufrimiento de las personas en el mundo? ¿No sería mucho más efectivo que la polémica "artista" dedicara los beneficios de esta gira mundial a paliar el citado sufrimiento?. Seamos coherentes, por favor.
Esa cruz –en la que no está clavada y que no ha tenido que portar durante el camino del Calvario después de sufrir una horrible flagelación interminable- y esa corona de espinas -que luce sobre su cabeza sin que se la hayan hincado en su cráneo-, para muchos millones de personas en todo el planeta tienen un significado de redención, de entrega por los demás para el perdón de nuestros pecados. Esa cruz y esa corona de espinas las llevó Cristo, el Hijo de Dios, que dio su vida para reconciliarnos con el Padre.
Resulta, cuando menos, increíble que durante el concierto la "artista" haya realizado un llamamiento en favor de la paz: "Es posible tener paz en este mundo. Debéis creer que cambiar el mundo es posible", mientras que con su actitud haya estado afrentando a millones de personas. ¿Es que para pedir la paz en el mundo hace falta ofender las convicciones religiosas de media humanidad? ¿No es esa una forma como otra cualquiera de quitarle la paz a esa mitad del mundo?
También resulta increíble que el titular de la noticia distribuida por la agencia EFE haya sido “Madonna reunió en Roma a 70.000 seguidores entregados pese a las críticas de la Iglesia”. ¿Pero qué estaba esperando el periodista que escribió la noticia, que la Iglesia aplaudiera alborozada mientras recibía el insulto? ¿O quizá que el Papa hubiera aceptado la invitación de la cantante al concierto y mientras ella interpretaba esa “astracanada” hubiera aplaudido embelesado por la emoción?
Madonna, lo siento mucho, pero no puedo evitar sentir lástima por ti. ¡Hay que ver que bajo has caído para poder “forrarte” a cuenta de gente con pocos escrúpulos!
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