04 agosto, 2006

EDUCAR CON EL EJEMPLO


“A menudo los hijos se nos parecen, así nos dan la primera satisfacción. Esos que se menean con nuestros gestos echando mano a cuanto hay a su alrededor. Esos locos bajitos que se incorporan con los ojos abiertos de par en par, sin respeto al horario ni a las costumbres y a los que por su bien hay que domesticar”. Dice así el primer párrafo de la canción “Esos locos bajitos” de Serrat y, a pesar de ser una canción con ya más de veinte años, el mensaje que nos traslada, la educación de los hijos, sigue siendo actual.

Hace algunos años, una amiga experta en orientación familiar nos contaba a un grupo de padres que uno de los puntales en la educación de los hijos se basaba en que aquello que los padres les transmitían, los hijos debían verlo antes reflejado en la conducta de los padres. Es decir, si un matrimonio quería fomentar el orden en sus hijos, lo primero que tenían que hacer era ser ordenados los padres; si lo que querían es que sus hijos fueran sinceros, estos no podían “pillar” a sus padres diciendo “mentiras piadosas”, ya que no sabrían distinguir cuando podrían hacerlo y cuando no; y así sucesivamente con cualquier otra virtud.

La clave de esto radica en que los hijos, desde su más tierna infancia, son testigos inexorables de la vida de sus padres. Y a pesar de que éstos crean que son pequeños para entender las cosas, ellos lo ven todo y lo juzgan todo con su criterio limitado, por lo que las valoraciones que realizan, en la mayoría de los casos, no son correctas. En el momento en el que detectan incoherencias entre las explicaciones recibidas y las actitudes observadas en sus padres, se les producen graves problemas que pueden desembocar en alteraciones del comportamiento futuras.

Para los hijos, los padres son el modelo, como un libro abierto en el que ven la imagen de lo que quieren llegar a ser ellos en el futuro. Por eso es imprescindible el tratar de darles buen ejemplo a la hora de enseñarles a tener una buena conducta. Y eso sólo se consigue teniendo claro un proyecto de educación para los hijos basado el la prevención de los problemas que puedan surgir.

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Es tan cierto lo que dices, que a veces incluso, sin querer, transmitimos nuestros "defectos" (mal caracter, tendencia a la pereza, demasiado espíritu crítico,...) .Aquí hemos de tener la valentia, al menos eso pienso yo, de decirles que esos son defectos y no virtudes, que no han de seguir. Ser lo suficientemente humildes para decirles que también somos personas, no dioses y nos equivocamos mucho. Y pedirles perdón, si fuera necesario.

5/8/06 10:00  

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