30 septiembre, 2007

DIMES Y DIRETES


Desde que el periodismo se convirtió en el “cuarto poder” -por la creciente influencia que mostraba en la creación de una determinada opinión pública-, hemos podido comprobar cómo cualquier persona puede pasar de “héroe a villano” en apenas unos días, en función de los gustos o intereses de quien mueve los hilos de la información. Una gran parte de que esto sea así se debe al periodismo “sensacionalista”, ese que con su particular manera de contar las noticias no busca la verdad de los hechos sino incrementar las ventas a costa de la atracción que el morbo ejerce sobre el ser humano. Pero no sería justo achacarle toda la culpa, puesto que en nuestros días ese periodismo efectista está siendo sustituido por el mayor peso que están adquiriendo las corrientes de opinión relacionadas con lo que está de moda: con lo “políticamente correcto”. A estas alturas, a nadie se le oculta que esas corrientes son artificialmente organizadas para hacer creer a la sociedad que lo blanco es negro, que lo útil ha dejado de servir, que lo natural está caduco y que lo que se lleva es lo antinatural. Y para conseguir eso se ha ideado un factor común a todas ellas: el ataque indiscriminado contra las diferentes estructuras que han sustentado el progreso de la humanidad, cuyo fin último es la implantación de un laicismo destructivo en el menor tiempo posible.

En este sentido estamos viendo como uno de los principios básicos del Derecho, la presunción de inocencia, está siendo continuamente violado por “pseudo-periodistas” que no se limitan a transmitir la información relativa a una noticia sino que se erigen en jueces y condenan sin pruebas concluyentes antes de que se celebre el juicio. Crean una maraña de “dimes y diretes” capaz de confundir a cualquiera y que en el último episodio de esa insidia colectiva se está cebando en unos padres que, en el peor de los casos, bastante tienen con la desgracia que están viviendo.

No soy quien para opinar si son inocentes o culpables, puesto que carezco de la información que manejan los investigadores del caso, pero reconozco que se me hace tremendamente difícil pensar en que una madre sea capaz de hacer lo que la prensa lleva publicando sobre la señora McCann. Aunque realmente lo que me preocupa es que, pase lo que pase, ya se ha juzgado a esos padres, y si al final resultaran inocentes -y la policía se hubiera equivocado, como ya ha pasado en dos ocasiones- difícilmente se podría reparar el daño moral que se ha hecho a su honor y a su fama.

Y yo me pregunto, ¿hubiera pasado lo mismo si los padres de Madeleine no hubieran sido jóvenes, listos, influyentes y católicos? Las hipótesis en las que se fundamenta la investigación (que sólo son una serie de ideas atrevidas, pues no hay pruebas) ¿hubieran sido las mismas?

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2 Comments:

Blogger Iván said...

Puede que no hubieran sido las mismas. Pero lo más llamativo del caso es su extrema amplificación mediática. No creo que fuera solo por su condición social. También por el hecho de no ser unos padres ejemplares. No olvidemos las extrañas circunstancias que envolvieron el supuesto secuestro. ¿Pueden unos padres cuerdos dejar a sus hijos solos mientras están de fiesta en una casa cercana? A nadie en su sano juicio le entraría en la cabeza. Y de ahí viene ya el prejuiciamiento. Puede que no hayan sido ellos. Seguramente será así. Pero el carnet de padres responsables tampoco lo tienen. Yo, por lo menos, no se lo doy.
Un gran artículo.

30/9/07 17:23  
Blogger Miguelo, sc said...

A mí este tema me asusta. Si los padres son culpables, ma daría pavor descubrir que en el mundo existe gente tan cínica como para montar lo que han montado para tapar su crimen.

Pero si son inocentes,... ¿hacemos el ejercicio de ponernos en su pellejo?. Tener la mala conciencia de haber dejado a sus hijos solos, experimentar la sensación de ansiedad por la desaparición de una hija, vivir todos los días con angustia sin poder conciliar el sueño, descubrir cómo la esperanza va y viene con el paso del tiempo (y con las pistas falsas sobre el paradero de la niña)... y por si esto fuera poco sufrimiento, ser acusados por toda la opinión pública, por lo agentes del orden y quién sabe si también por la administración de justicia... ¿Es posible imaginar una situación de desamparo mayor?

Felicidades por este fabuloso blog

3/10/07 01:28  

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