27 octubre, 2006

OCHO HERMANOS ...


Acabo de leer en un blog del diario digital periodistadigital.com un artículo titulado Ocho_hermanos_salvadores a propósito de la noticia aparecida estos días atrás en varios medios de comunicación en la que se informa de que “Sanidad ha dado luz verde a las ocho primeras parejas españolas que podrán concebir un hijo sano, previa selección de embriones”. Pasando por alto la descalificación que el anónimo escritor hace de los que opinamos distinto, hay tres argumentos que me han llamado poderosamente la atención por lo pueriles que son.

Dice el autor que “esta práctica en concreto no acarrearía ningún daño a los niños concebidos con este fin y, más bien al contrario, sería un procedimiento único para salvar la vida de otro pequeño, de su hermano”. Y se olvida en su “fino análisis” de explicarnos cuál es el daño que van a sufrir los niños que, concebidos por este método y en su estado embrionario, van a ser desechados por no ser compatibles con el objetivo de cumplir con la misión de salvar a su hermano vivo. ¿Acaso se puede afirmar que no acarrea ningún daño la muerte de ocho, diez, o más embriones -que no dejan de ser vidas humanas- que se crean y destruyen para intentar salvar otra vida?

Dice también que “es una medida que contribuirá a salvar muchas vidas que, de otra forma, estarían condenadas a desaparecer”. Y yo le digo que por cada vida que se intente salvar -que no se tiene la certeza de que se vaya a conseguir, porque para eso hace falta que el trasplante de células del cordón umbilical sea efectivo- se están condenando a la muerte a otras muchas que no van a tener la posibilidad de ver la luz del día, no por enfermedades, sino por el criterio arbitrario de unos pocos que juegan a ser Dios.

Pero el remate es la afirmación de que se trata de “una situación que no sólo está amparada por la ley, sino que tiene algo más fuerte a su favor: el sentido común y la bondad de sus fines”. Creo recordar que los asesinatos de judíos en el Holocausto nazi también fueron precedidos de leyes que amparaban la atroz persecución, lo que demuestra que una cobertura legal no garantiza la moralidad de lo aprobado. Pero además, no creo que sea de mucho sentido común segar una decena o más de vidas para salvar una sola, por más importante que sea esta última. Y ni que decir tiene que el argumento de la “bondad de los fines” se cae por su propio peso ya que por esa regla de tres, si matáramos a todos los terroristas, asesinos y violadores, que encontráramos estaríamos haciendo un favor enorme a la sociedad. A esa sociedad que abomina de la pena de muerte en aras de una defensa a ultranza de la vida, pero que se olvida de este principio cuando la que tiene que proteger es la de los mas indefensos y desvalidos. ¡Qué enorme contradicción!

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1 Comments:

Blogger Cristian said...

Luis:
No se en qué parte, pero una vez leí el testimonio de un padre que había decidido junto a su mujer tener hijos a través del método de hembiones congelados, y él decía que no dormía pensando en qué ocurriría con sus otros hijos que nunca verían la luz... me dejó helado. Bendiciones.

27/10/06 04:18  

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