30 septiembre, 2008

DICEBAMUS HESTERNA DIE ...


Pues si, decíamos ayer (*) que estamos viviendo una época en la que los ataques a la familia se suceden a cada instante, cada día con más fuerza, desde los más diversos ámbitos y en cada nueva ocasión de forma más sibilina. Decíamos también que lo que se persigue es la transformación absoluta de la sociedad desde la óptica del relativismo moral, según el cual lo que está bien y lo que está mal sólo depende de la apreciación individual que cada uno tenga. Y que una de las herramientas más utilizadas es tratar de desnaturalizar la familia mediante el bombardeo mediático dirigido a los hijos.

Traigo esto a colación por
una noticia publicada hace unos días en un diario digital de ideología liberal-conservadora y que vienen a poner de manifiesto que el mensaje que se describía en el párrafo anterior ya ha calado en la sociedad. La noticia relata un hecho que ya ha sucedido en el pasado, aunque por desgracia es algo que cada vez se da con más frecuencia y no de forma esporádica como antaño. Sin embargo, lo que es preocupante es el nivel de los comentarios de los lectores. Da pena pensar que existen padres que se toman a broma la educación de sus hijos y que lo que verdaderamente les llenaría de orgullo es ver a sus retoños convertidos en “machos ibéricos”. Con gente así que cada vez abunda más (y si no me creen no tienen nada más que entrar a cualquiera de los miles de foros en los que da igual el tema que se trate porque siempre se acaba opinando de lo mismo) no es extraño comprobar cómo la sociedad se va poco a poco desmoronando. La prueba palpable son las crecientes cifras de separaciones, divorcios, abortos, maltrato, fracaso escolar y, si nadie pone remedio, en un corto periodo de tiempo selección genética de la raza tanto al comienzo de la vida como al final de la misma.

A pesar de no llegarle a la suela del zapato a Fray Luis de León y de no haber pasado ni la milésima parte de los contratiempos que sufrió él, me permito parafrasearle con su famoso “decíamos ayer” para continuar con mi pequeña aportación a favor de la vida y de la familia.


(*) Cuenta la tradición que después de haber sufrido casi cinco años de prisión injusta en los calabozos de la Inquisición, la Universidad de Salamanca le concedió a Fray Luis de León la cátedra de Escritura; y que al tomar posesión de la misma, empezó su lección diciendo “Dicebamus hesterna die ..." (Decíamos ayer...).

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