31 julio, 2006

DÉFICIT DE TRABAJADORES (y II)


Retomo el hilo del post del 17 de julio pasado en el que analizaba la noticia aparecida en el prensa económica en la que se afirmaba que el mercado laboral español tendrá en 2010 un déficit de 850.000 trabajadores. Mi objetivo es intentar proponer, desde mi modesta aportación, alguna solución al problema al mismo tiempo que se pueda tratar de evitar el daño que se está haciendo en la actualidad a los no nacidos. Y en este contexto le pediría al gobierno que se pusiera manos a la obra para implantar, de una vez por todas, una buena política de apoyo a las familias, con un especial apartado para las familias numerosas (único motor de crecimiento del índice de natalidad). Una política en la que no sólo primara el capítulo fiscal equiparándolo a los de otras economías similares a la nuestra, sino que verdaderamente fomentara la natalidad, mejorara el acceso a viviendas mayores con un coste más reducido, diera seguridad de reincorporación al puesto de trabajo original sin que fuera un coste para las empresas, permitiera que los padres pudieran elegir libremente el tipo de educación que quieren para sus hijos sin que esto supusiera pagar dos veces por la educación, ...

Porque en las circunstancias actuales los matrimonios jóvenes tienen a su alcance una gran cantidad de disculpas para no tener hijos, o en el mejor de los casos, retrasar su venida. Así nos encontramos motivos tan dispares como que no existe seguridad en el mercado de trabajo, como que el acceso a la vivienda es cada día más complicado, como que tener un hijo es una inversión ruinosa, como que los hijos cortan las aspiraciones de realización personal de muchos padres y madres, ... Y es que es muy probable que todos estos motivos tengan un elevado grado de certeza, aunque no debemos olvidar que existen además otra serie de razones que no se ponen en el lugar que les corresponde, y que suelen tener mucha más importancia de lo que se piensa. Este sería el caso de la disminución de la capacidad de sacrificio y del sentido del deber, o del aumento del narcisismo potenciado por el ambiente materialista que reina en nuestra sociedad que provoca que haya cada día más matrimonios que se pasan la vida preparando un hogar ideal –con todo tipo de comodidades- en vez de vivir en él, pensando que cuando hayan conseguido sus metas podrán recuperar el tiempo perdido.

Es absolutamente indiscutible que en las circunstancias actuales tener un hijo hará que el hogar posea un menor poder económico, y que éste último se reducirá de forma exponencial a medida que aumente el número de vástagos. Prescindiendo de otro tipo de “inconvenientes” y teniendo en cuenta que el relevo generacional sólo puede venir de la mano de la descendencia que tengan los matrimonios, la solución está únicamente en abordar un ambicioso plan de reforma del tratamiento de las familias. Sería muy triste, señores del gobierno, que se hiciera cierto lo que recientemente he leído de un famoso autor francés de principios del siglo XX, que escribió la siguiente cita adelantándose casi un siglo a su tiempo: “Todo el mundo moderno está organizado en contra de este loco, este imprudente, este visionario atrevido, este audaz que hasta se atreve, en su increíble osadía, a tener familia. Todo está en contra de este hombre que se arriesga a fundar una familia”.

28 julio, 2006

"DAÑOS COLATERALES"


No se trata de que este blog esté dedicado a denunciar casos aberrantes que están en contra de la familia. Es más, lo que se pretende es dar una visión positiva de la vida, proponiendo cosas que ayuden a mejorar la institución familiar. Pero hay días en los que no hay más remedio que llamar la atención sobre casos que se nos presentan como avances de la medicina y en los cuales se utiliza cualquier medio para conseguir el fin último, aunque dicho medio no sea el mejor. Y esto es lo que ha sucedido hoy.
Leo en un “diario digital” el siguiente titular: “Una clínica madrileña, pionera en el mundo al conseguir una fecundación a partir de espermatozoides defectuosos”. Una buena noticia, sin duda, que hace albergar esperanzas a aquellos matrimonios que no pueden tener descendencia por problemas fisiológicos en el varón. Y hasta aquí nada que objetar. Sin embargo, el problema se produce cuando entramos de lleno en la noticia y nos encontramos con el siguiente resumen: “La Clínica Tambre de Madrid ha anunciado que, por primera vez en el mundo, una pareja en la que el varón presentaba una anomalía en el cromosoma han tenido un hijo sano tras someterse a un tratamiento de 'fecundación in vitro' mediante la técnica de congelación de los espermatozoides. Tras un proceso especial consiguieron tres embriones que fueron transferidos y la mujer quedó embarazada. En la actualidad, la pareja tiene una niña sana, que además no es «portadora de la enfermedad»”. ¡Impresionante!

¿Me puede explicar alguien qué ha pasado con los otros dos embriones que “fueron transferidos” a la mujer? ¿Debo entender que la muerte de esos dos embriones se puede considerar como “daños colaterales” para conseguir la vida de su hermana? ¿Si la “niña sana” hubiera sido «portadora de la enfermedad» se hubiera sumado a la lista de los “daños colaterales”?

EDUCAR: MEJOR EN VIRTUDES


Hace unos días, un buen amigo escribía un artículo en su blog haciendo referencia al hecho de que “vivimos en una sociedad en la que la razón, las ideas, han sido sustituidas por el sentimiento”, es decir, que estamos “en la sociedad de lo «emocionalmente correcto»”, en la que lo que prima es “la superficialidad, el deseo de conseguir las cosas sin esfuerzo, el deseo de agradar”. Esto me ha llevado a pensar detenidamente en cuáles podrían ser los motivos para que, en apenas treinta años, los españoles hayamos cambiado tanto. Y he llegado a la conclusión de que el factor principal ha sido el cambio de objetivos en el sistema educativo, tanto en el seno de la familia, como en el colegio: hemos pasado de educar a nuestros hijos en virtudes a apostar por la educación en valores.

A priori, no parece que haya mucha diferencia entre los dos sistemas. Es más, cuando hablamos con otros padres -también preocupados por la educación de sus hijos- nos comentan que es una simple cuestión de matices, que en el fondo da igual hablar de virtudes o de valores. Y ahí es donde se encuentra la raíz del problema. ¿Qué diferencia hay entre educar en valores y educar en virtudes? Una diferencia abismal, tanto en el contenido de la educación, como en los medios para llevarla a cabo.

Si nos atenemos al contenido, sabemos que en la educación en virtudes se sabe con certeza qué es lo que se tiene que enseñar y es sencillo llevarla a cabo, pues las virtudes están inscritas en la naturaleza humana, y son los hábitos, es decir, los modos de actuar contrarios al mal, a los vicios: humildad, generosidad, diligencia, sobriedad, paciencia, castidad, fortaleza, justicia, prudencia, templanza. Sin embargo, la educación en valores tiene más matices y es más relativa, pues los valores cambian en función de las culturas, las épocas, las personas que los trasmiten o las personas a quienes han de ser transmitidos. Además, no es sencillo decidir qué valores enseñar; pues en la mayoría de los casos éstos son sólo algunos aspectos de las virtudes, que aparentemente se encuentran al margen de ellas: la solidaridad es una aplicación de la caridad; la tolerancia, de la generosidad; la responsabilidad, de la caridad; el optimismo, de la esperanza; la laboriosidad, de la diligencia; ...

En cuanto a los medios para desarrollar la educación, la diferencia fundamental se centra en el eterno dilema: con Dios o sin Dios. Mientras que la educación en virtudes tiene en cuenta la primacía de la gracia, la libertad del hombre y su verdad antropológica de criatura dependiente de Dios; la educación en valores no necesita a Dios para nada. Puede ser adoptada por colegios de cualquier confesión o por políticos de cualquier signo, ya que en sí misma, la expresión educación en valores proviene más bien de un sincretismo ateo o panteísta.

Educar en virtudes es mucho más fácil que educar en valores, puesto que es educar según la naturaleza verdadera del hombre. Mientras que la educación en valores no llega a producir buenos resultados (vemos aumentar de año en año los problemas derivados de una educación defectuosa en jóvenes y adultos -alcoholismo, drogadicción, vandalismo, fracaso escolar, violencia doméstica, ...-), la formación en virtudes hace que todas las personas encuentren facilidad para llevar una vida moralmente buena, ordenando sus pasiones, controlando sus actos y superando con alegría los obstáculos.

No tengo ninguna duda, la educación: mejor en virtudes.

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26 julio, 2006

ATAQUE EXPRÉS A LA FAMILIA


No se porqué, pero tenía yo la vaga idea de que en una democracia, cuando los legisladores se sentaban a redactar una ley era porque existía una gran demanda social que pedía regular un aspecto determinado. Además, una norma salida del análisis de la necesidad detectada debía servir para resolver los problemas que existían antes de su creación. Pero está visto que me he equivocado de plano, o que (como dicen mis hijos) estamos en el mundo al revés, porque las últimas leyes aprobadas no tienen demanda social y, además, son un foco de nuevos problemas.

Dentro de pocos días, el 15 de agosto, se cumplirán veinticinco años de la entrada en vigor en nuestro país de la Ley del Divorcio, y el gobierno, en su afán de seguir con los ataques a la familia, lo celebra con una ampliación de dicha ley, ya bautizada con el nombre de “divorcio exprés”. Parece como si no fuera suficiente el hecho de que en estos veinticinco años, según datos del Consejo General del Poder Judicial, se hayan producido un millón largo de separaciones y más de 700.000 divorcios, para que ahora se reforme la ley con el objetivo de conseguir “un divorcio más rápido y con menos costes”, es decir, pretendiendo “agilizar el proceso de disolución del matrimonio y aliviar la carga de trabajo de los tribunales”. ¡Francamente increíble que esos sean los objetivos!

Si revisamos estos veinticinco últimos años vemos cómo, al igual que han hecho ahora con el mal llamado “matrimonio homosexual”, se creó una necesidad que había tomando como base no una demanda de la sociedad, sino el “clamor social que pedía el divorcio”. Según sus impulsores, se esperaba una avalancha de demandas que, en muchos casos, supondría regular las situaciones existentes para muchas decenas de miles de parejas, y, sin embargo, en el primer año de vigencia las demandas apenas fueron 10.000. A partir de ahí, bombardeo mediático de las bonanzas de la Ley con la finalidad de que la sociedad se fuera “habituando a un derecho más”. Y avanzando así llegamos a este momento en el que hacía falta quitar las últimas trabas a la ley y se ha modificado ésta añadiendo entre otras las “ventajas” de eliminar la separación previa y suprimir la alegación de motivos. Por si fuera poco, la guinda es el “premio en metálico”, para no hacer gravoso el divorcio: si un padre no paga la pensión compensatoria y/o la alimenticia, el Estado se hará cargo de los gastos.

Como decía al principio, debo estar muy confundido ya que lo que estoy viendo en las últimas leyes que se están aprobando en nuestro país es un “hacer algo como sea” para crear una necesidad en la sociedad. Y, a partir de ahí, sentar las bases para el rediseño de la misma, dinamitando la raíz en la que se asienta: la familia. Y si ya es difícil entender que se esté haciendo esto, es mucho más difícil creer que se esté produciendo en medio de la pasividad de todos los que pensamos que la familia es el pilar de la sociedad y una de las instituciones mejor valoradas (no se lo digan a nadie, pero en un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de 2004, “el 93% de los españoles” declaraba que “daría la vida por su familia”).

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24 julio, 2006

LOS HIJOS: LO MAS IMPORTANTE


Hace unos días, concretamente el 12 de julio pasado, escribía en el post “El arte de educar” que en el tema de la educación ya está todo inventado. Venía esto a colación por el hecho de que, en la actualidad, muchos padres estamos preocupados por la educación de nuestros hijos, al comprobar la cantidad de estímulos externos que ellos reciben cada día y que en la mayoría de las ocasiones van en contra de los principios que queremos transmitirles. Pensamos que en estas condiciones es mucho más difícil educar a los hijos que lo fue para nuestros padres. Sin embargo, esto no es así. Ayer, navegando en internet en busca de nuevos temas para este blog descubrí el siguiente texto:

“Los padres son los principales educadores de sus hijos, tanto en lo humano como en lo sobrenatural, y han de sentir la responsabilidad de esa misión, que exige de ellos comprensión, prudencia, saber enseñar y, sobre todo, saber querer; y poner empeño en dar buen ejemplo. No es camino acertado, para la educación, la imposición autoritaria y violenta. El ideal de los padres se concreta más bien en llegar a ser amigos de sus hijos: amigos a los que se confían las inquietudes, con quienes se consultan los problemas, de los que se espera una ayuda eficaz y amable.

Es necesario que los padres encuentren tiempo para estar con sus hijos y hablar con ellos. Los hijos son lo más importante: más importante que los negocios, que el trabajo, que el descanso. En esas conversaciones conviene escucharles con atención, esforzarse por comprenderlos, saber reconocer la parte de verdad -o la verdad entera- que pueda haber en algunas de sus rebeldías. Y, al mismo tiempo, ayudarles a encauzar rectamente sus afanes e ilusiones, enseñarles a considerar las cosas y a razonar; no imponerles una conducta, sino mostrarles los motivos, sobrenaturales y humanos, que la aconsejan. En una palabra, respetar su libertad, ya que no hay verdadera educación sin responsabilidad personal, ni responsabilidad sin libertad.

Los padres educan fundamentalmente con su conducta. Lo que los hijos y las hijas buscan en su padre o en su madre no son sólo unos conocimientos más amplios que los suyos o unos consejos más o menos acertados, sino algo de mayor categoría: un testimonio del valor y del sentido de la vida encarnado en una existencia concreta, confirmado en las diversas circunstancias y situaciones que se suceden a lo largo de los años.”

Se trata de un fragmento de una homilía pronunciada en Navidad de 1970 por San Josemaría, en la que se muestra la afirmación de que todo está inventado. ¡Pero es que además funciona!

Creo que sobra cualquier otro comentario.

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22 julio, 2006

PROBLEMAS DE COMUNICACIÓN


Vivimos en la era de las comunicaciones, gracias a la impresionante evolución tecnológica que se ha experimentado en los últimos tiempos. Lo que era impensable hace treinta años, hoy está al alcance de cualquiera de nosotros. Somos capaces de mantener videoconferencias con el otro extremo del mundo, en tiempo real, para llegar a acuerdos con personas de las cuales desconocemos sus costumbres, sus hábitos, sus gustos, ... y, en muchas ocasiones, hasta su idioma; y sin embargo, estas barreras no son ningún problema para que podamos entendernos. Pero, por lo visto, cada día nos cuesta más mantener una comunicación con los que tenemos más cerca de nosotros, con aquellos con los que podemos hablar sin necesidad de utilizar ningún tipo de artilugio electrónico: con nuestros hijos.

Este es el resultado más llamativo del análisis que los responsables de la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) han realizado sobre las más de 123.000 llamadas recibidas el año pasado en el teléfono de información gratuito que han puesto a disposición de los menores con problemas. En el resumen de las situaciones que más preocupan a niños y adolescentes comprendidos entre 10 y 17 años, un 22,15% de ellos se quejaba de la falta de comunicación en el entorno familiar y otro porcentaje igual manifestaba padecer problemas psicológicos tales como ansiedad, depresión, problemas de autoestima, trastornos de la alimentación e intentos de suicidio. Todo un panorama desolador si nos atenemos a los síntomas y al hecho de que los problemas citados en segundo lugar tienen su origen, en la mayoría de los casos según los psicólogos especializados, en la falta de comunicación en la familia.

Sólo hay un sistema para solucionar este problema, un sistema por cierto que ha funcionado durante muchos siglos y que en la actualidad hemos empezado a abandonar: el empleo de tiempo en la educación de los hijos. Pero no sólo es primordial la cantidad de tiempo que dediquemos, sino la calidad del mismo. Si tenemos presente que los hijos nos imitan en todo y son lo más importante que tenemos -por encima de ocupaciones, trabajo y descanso-, es nuestra obligación buscar tiempo para estar y hablar con cada uno de ellos de manera individualizada. Y no debemos olvidar nunca que los problemas de la adolescencia se empiezan a evitar poniendo los remedios en la infancia.

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20 julio, 2006

INFORMACIONES VERACES


En los últimos años, en esta España nuestra, estamos empezando a acostumbrarnos a ser extremadamente complacientes con todo tipo de noticias, incluso con aquellas que atacan frontalmente los estamentos e instituciones que hemos aceptado como base de nuestra sociedad durante muchísimos años. Nadie se puede sorprender por el hecho de que a estas alturas se haga una afirmación del tipo de que se está intentando acabar con la familia; sin embargo, existe un corifeo mediático dispuesto a acallar voces como esta, tachando como mínimo de catastrofistas a aquellos a los que se les ocurra hacer públicamente una declaración de ese calibre.

Prueba de que tenemos razón los que pensamos que existe un lobby creado, cuyo fin inmediato es cambiar los hábitos y costumbres de los españoles, es el hecho de la cantidad de noticias que, sin ninguna intención aparente, presentan unos resultados que inducen a la gente a ir aceptando poco a poco que las cosas han cambiado y que no es bueno oponerse a aquello que la mayoría de la población piensa.

Una muestra de lo que digo es la noticia que apareció ayer en un “diario digital” y que tenía el siguiente título “Un tercio de los españoles contra el matrimonio”. Dicho artículo se basaba en una nota de prensa que el grupo LYCOS EUROPE había sacado con el fin de ofrecer los resultados de una encuesta realizada el año pasado “a 25.000 individuos solteros de 8 países europeos” en la que participaron “1.925 españoles, que respondieron a cuestiones relativas al amor, el sexo y las causas de ruptura en una relación”.

Para empezar, el título podría haber sido otro casi similar pero con una connotación totalmente opuesta: “Dos tercios de los españoles a favor del matrimonio”. ¿Verdad que la cosa cambia un montón?. Pero además, no es cierta la afirmación inicial ya que la encuesta no se realiza a todos los españoles, sino a los "individuos solteros", con lo que el porcentaje de españoles que están contra el matrimonio se reduce de forma considerable. Según el estudio de PARSHIP.ES “Solteros españoles 2005”, en nuestro país había en dicho año algo menos de 5,8 millones de solteros y, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) referidos a las cifras reales de población en 2005, en España en dicho año había algo más de 44,1 millones de habitantes. Si, conforme a los parámetros de la encuesta, uno de cada tres entrevistados contestó que estaba en contra del matrimonio, LYCOS Europe debería haber titulado su nota de prensa algo así como “Un 4,37% de los españoles contra el matrimonio”, y si lo que quisieran es transmitir la verdad, el título no podría ser otro que “Una inmensa mayoría de los españoles a favor del matrimonio”.

¡Ah!, y del contenido del artículo ya habrá ocasión de hablar.

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17 julio, 2006

DÉFICIT DE TRABAJADORES


Leo en la prensa económica una noticia según la cual el mercado laboral español tendrá en 2010 un déficit de 850.000 trabajadores. Esta afirmación procede de una información facilitada por la Fundación Sagardoy, organizadora del curso de verano de la Universidad Complutense “Mercado Laboral 2010”, dirigido a los responsables en gestión de recursos humanos de las empresas. En el desarrollo de dicho curso se aseguró que múltiples estudios ponen de manifiesto el esfuerzo que van a tener que realizar las empresas para atraer el capital humano necesario

Por otra parte, un informe del Instituto de Política Familiar (IPF) de julio de 2005 (http://www.ipfe.org/informeaborto19852005.pdf), realizado como consecuencia de cumplirse el vigésimo aniversario de la aprobación de la Ley Orgánica 9/1985 por la que se despenalizaba el aborto en tres supuestos, cifraba en 844.378 los abortos que se habían producido en nuestro país en esos 20 años. Escalofriante ¿verdad?. Y eso que en esta cifra facilitada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) “sólo” se han contabilizado aquellos abortos que han seguido los “cauces oficiales”.

Por último, en estos últimos días también hemos leído en la prensa que el embajador de Israel en España ha enviado una carta de protesta a un político madrileño, con mucho peso específico en su partido a nivel nacional, por las declaraciones que ha hecho culpando a Israel de estar llevando a cabo un "genocidio" en la franja de Gaza por sus acciones contra el grupo terrorista palestino de Hamas.

A la vista de los tres párrafos anteriores se me ocurren miles de ideas (no menos de 844.378) para expresar la rabia que siento por la hipocresía y el cinismo que ha calado en la sociedad. Sin menospreciar ninguna vida, ni siquiera la de los terroristas que imponen su ley con la violencia, ¿cómo es posible que hablemos de genocidio en una situación que está ocurriendo a miles de kilómetros de donde nos encontramos y sin embargo no demos ninguna importancia al terrible drama que se vive cada día al lado nuestro? ¿Cuántas vidas se podrían salvar si todo el dinero que van a tener que emplear las empresas para atraer el capital humano necesario para cubrir el déficit se empleara en ayudas a las mujeres embarazadas? ¿Cuántos de esos “no nacidos” hoy vivirían si se hubiera empleado una pequeñísima parte del dinero que ha ido destinado a favorecer el aborto, en políticas de información y de apoyo a la vida? ¿Y qué pasaría si se llevaran a cabo campañas al estilo de las de la Dirección General de Tráfico mostrando la crueldad de los asesinatos que se cometen contra seres indefensos mientras se mutilan sus pequeños cuerpos?

En este ataque a la familia, en la parte más indefensa de la misma, no sirve cruzarse de brazos y mirar para otro lado, porque hoy es el aborto y mañana será la eliminación de los “viejos”, y a ti o a mí nos puede tocar.

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EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA


No deja de ser sorprendente el hecho de que en pleno siglo XXI, en una de las naciones consideradas del “Primer Mundo”, un gobierno que se dice “progresista” esté intentando implantar una asignatura obligatoria –con la misma importancia que la Lengua o las Matemáticas– que viola el derecho de los padres a decidir en libertad las convicciones morales o religiosas que quieren en la educación de sus hijos; algo que va en contra de lo recogido en el artículo 27 de nuestra Carta Magna.

Digo que es sorprendente, ya que si prescindimos del fondo de la susodicha asignatura, vemos cómo el progreso nos lleva hacia atrás en el tiempo alrededor de medio siglo, cuando en las escuelas españolas –desde el parvulario- aquellos maestros con vocación (maestros con mayúsculas) nos enseñaban una cosa que se llamaba “urbanidad”; algo que con el paso del tiempo nos ha servido para saber que hay unas normas, basadas en el respeto, en la educación y en el orden, que se deben observar para asegurar la convivencia.

Pero si no prescindimos del fondo, la cosa deja de ser sorprendente para convertirse en indignante. Disfrazado bajo el velo de una recomendación de la UE para paliar el "déficit democrático" que se observa en la Unión se esconde el afán del gobierno por imponer sus nuevas formas de relación humana. Así, donde no existía una necesidad, mediante una hábil maniobra de propaganda informativa del lobby gay, se creó, dando lugar al mal llamado “matrimonio homosexual” (recordemos que iban a contarse por cientos de miles dichos “matrimonios” y sin embargo en los seis primeros meses se contabilizaron 1.275). Y ahora, para justificar esa gran mentira se crea una asignatura que abordará también la transmisión de valores morales, la tolerancia y el respeto al diferente; es decir, se adocenará a los escolares transmitiéndoles como normal aquello que, a la vista de los propios resultados es anormal. ¡Y todo ello arrogándose el Estado la responsabilidad máxima en la transmisión de valores, por encima del derecho de los propios padres!. En este caso, parece claro que el mal llamado progreso nos va a quitar derechos.

Y si en estas condiciones se nos merman las libertades y se nos hace volver al pasado, ¿no sería mejor que nos permitieran seguir siendo “conservadores”, al menos en lo referente a la familia? No olvidemos que con esta institución implantada en nuestra sociedad, en su forma original, la humanidad ha sido capaz de progresar aún a pesar de haber tenido en su seno mentes obtusas como las que ahora nos gobiernan.

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12 julio, 2006

EL ARTE DE EDUCAR


Reconozco que una de las cosas que más me ha preocupado desde que nació mi hija mayor es la de intentar darle una buena educación a ella y a los demás hijos que han nacido después. Muchas veces me he preguntado qué sería lo mejor que mi mujer y yo podríamos hacer en un momento determinado para tratar de inculcarles las virtudes necesarias que les ayuden a ser buenas personas; aquellas virtudes en las que se fundamentan los valores que nuestros padres nos transmitieron a nosotros.

En otras ocasiones, hemos hecho "un alto en el camino" para revisar si lo que estamos llevando a cabo, nuestro proyecto de familia -una de las cosas que más nos importan en la vida- lo estamos haciendo bien o por el contrario nos estamos equivocando en algo que puede estropear el resultado de tanto esfuerzo, a pesar de estar poniendo nuestra mejor intención. Y es en estas ocasiones en las que nos hemos fijado en cómo han educado otros matrimonios a sus hijos y en qué cosas han hecho para superar las dificultades.

En el tema de la educación, ya está todo inventado. Existe una gran multitud de estudios en los que se habla de cuáles son los mejores momentos para inculcar a los hijos una virtud; e igualmente, existe mucha gente que está dedicada en cuerpo y alma a ayudar a los demás en el difícil arte de educar personas. A pesar de ello, la educación de los hijos se debe ir construyendo día a día, sin desfallecer cuando surjan las dificultades. En el arte de educar se debe emplear el tiempo necesario, tener mucha paciencia y estar convencidos de que con el esfuerzo nuestros hijos llegaran a ser cada día mejores. El resultado puede llegar a ser la mejor obra de arte que un padre pudiera soñar.

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10 julio, 2006

EL VALOR DE UN PADRE


Acaba de terminar el viaje del Papa Benedicto XVI España y todavía resuenan en mis oídos todas y cada una de las cosas que ha venido a "enseñarnos", repitiéndolas con un lenguaje claro y sencillo, como hace un padre con un hijo al que siente que puede perder por las nocivas influencias de las que está rodeado.

El Papa, aprovechando el V Encuentro Mundial del las Familias, nos ha venido a recordar todas aquellas cosas que ya sabíamos pero que, debido a la machacona propaganda de los enemigos de la fe, teníamos el temor de empezar a olvidarlas. Y las ha dicho delante de aquellos que más enconadamente han trabajado en contra de la familia, del matrimonio, de los derechos de los no nacidos, ...; y de aquellos otros que, pese a ocupar los más altos puestos de representación, con su silencio se hacen cómplices de las tremendas barbaridades que día a día se comenten en todos los rincones de nuestro país.

Al igual que durante el pontificado del queridísimo e inolvidable Juan Pablo II, una voz fuerte, cargada de las razones que dan la certeza de transmitir la verdad, ha vuelto a gritar a los cuatro vientos que la institución familiar está plenamente vigente; que es la célula básica de la sociedad; que está fundada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer; que es el ámbito en donde el ser humano puede nacer con dignidad, crecer y desarrollarse de modo integral; que es en su seno en donde los padres tienen el derecho y el deber de educar a sus hijos en el descubrimiento de su identidad, iniciarlos en la vida social, en el ejercicio de su libertad moral en su capacidad de amar a través de la experiencia de ser amados; ..., y por si fuera poco, nos recordó que no se puede prescindir de Dios porque es el garante de la verdadera libertad, y porque en el origen de todo ser humano no existe el azar o la casualidad, sino un proyecto de su infinito Amor.

Benedicto XVI ahora, y antes Juan Pablo II, nos han mostrado el valor de un padre en la fe al transmitirnos la tranquilidad necesaria para afrontar los problemas que nos puedan surgir en esta sociedad en la que parece que vamos a contracorriente.

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05 julio, 2006

ESTE ES MI INICIO


Sería muy pretencioso por mi parte intentar crear un blog para definir lo que es una familia, sin embargo, con los tiempos que corren he creido que es importante tratar de dar mi visión particular sobre esa institución de la cual se reniega en la actualidad.

Parece evidente pensar que las últimas campañas político-mediáticas dirigidas a dinamitar la base de la institución familiar han conseguido su objetivo de crear una fuerte crísis en torno a la integridad familiar. Nada más lejos de la realidad. Si bien es cierto que han conseguido el aplauso fácil de aquellos que están dispuestos a cambiar todo porque lo que hay limita los derechos de algunos (según su versión de "amplias mayorías"); y la indiferencia (en el mejor de los casos) de aquellos otros para los que es más fácil dejarse arrastrar por lo que en un determinado momento es "políticamente correcto"; también han logrado que muchos comencemos a plantearnos qué debemos hacer para defender aquello que es de nuestra propiedad y sobre todo, qué granito de arena estamos dispuestos a aportar para, como dice un buen amigo, "hacer con el limón, limonada".

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