15 agosto, 2006

UNOS DÍAS DE DESCANSO


Como todos los años por estas fechas, voy a pasar unos días de descanso con mi mujer y mis hijos. Son apenas dos semanas en las que lo único que nos importa es disfrutrar todos juntos, unos de otros. Pienso que esa es la mejor manera de hacer familia, ya que podremos hablar por separado con cada unos de los niños y planificar el curso que viene. Nos dará tiempo para todo, hasta para pensar en cada uno de los que habéis estado de vacaciones, los que aún estáis y los que las váis a empezar a disfrutar.
El día uno de septiembre intentaré estar con vosotros de nuevo, escribiendo nuevas cosas a favor de esta gran institución que es la familia. Hasta entonces, os deseo unas felices vacaciones.

¿VIDEOJUEGOS PARA NIÑOS?


No es la primera vez que una noticia referente a los videojuegos levanta polvareda. Y tampoco es la primera vez en la que a raíz de salir publicada una información sobre este tema, se analiza el daño que unos determinados videojuegos están haciendo en la educación de cientos de miles de jóvenes y niños, a los que se les están transmitiendo ideales tales como que el éxito es de los más fuertes, que con la violencia se puede conseguir cualquier objetivo, que el mejor descanso para el “guerrero” es una buena dosis de sexo, que el bien y el mal está en manos del jugador, ...

En esta ocasión se trata del próximo lanzamiento de un videojuego llamado "Bully" (que se traduce como "Matón") en el que un joven de 15 años debe defenderse con bates de béisbol, bombas fétidas y bolsas de canicas del acoso de sus compañeros de clase. Dicho lanzamiento viene precedido de las declaraciones que el año pasado hizo la empresa desarrolladora del “juego” en las que decía que "En 'Bully' serás un estudiante problemático, te reirás y te avergonzarás mientras soportas acosos, los profesores te toman manía, gastas bromas a chicos malos, ganas o pierdes a una chica y aprendes a manejarte por los obstáculos del reformatorio". Y por si fuera poco, terminaba diciendo que “en exhibiciones previas del juego, nadie resultaba muerto ni salía sangre de los golpes que propinaba el héroe”. ¡Todo un rosario de virtudes y buenos valores los que se pueden adquirir con apenas una hora de juego!

Cabe recordar aquí que la empresa creadora de este juego es también la autora del videojuego "Grand Theft Auto: San Andreas", que ha acabado en los tribunales de Los Ángeles (California) por una secuencia pornográfica escondida. Además, en dicho videojuego -cuyas ventas han superado los 1.000 millones de dólares- se permite a los jugadores cometer todo tipo de crímenes virtuales.

Para cualquier persona mínimamente relacionada con el mundo de la educación no pasa desapercibido el hecho de que el aprendizaje y la adquisición de destrezas y habilidades se realiza mediante la repetición. Así, si los niños reciben de manera continuada estímulos externos en una determinada dirección se les puede hacer desarrollar un tipo de destrezas u otro muy distinto.

En nuestros días, para que nuestros hijos no nos molesten, para que se entretengan o para que no sean menos que sus amigos, los padres les permitimos que tengan acceso ilimitado a productos como el que se describe en este artículo sin que nos preocupe el contenido de los mismos. La repetición de escenas de violencia extrema, de pornografía, de sexo explícito, camufladas en un “inocente juego” harán, sin duda, que nuestros hijos vean como normal aquello que va contra natura. Y en esas circunstancias hemos vuelto a permitir que el germen de la destrucción de la familia se haya vuelto a introducir en nuestras vidas.

Con esto no quiero decir que todos los videojuegos sean perniciosos, ni que se deba prohibir a los hijos su uso. Al contrario, pienso que los padres debemos fomentarlos y, a ser posible, jugar con ellos, pero enterándonos primero de su contenido, de las enseñanzas que se pueden adquirir y de lo apropiados que son a sus edades.

14 agosto, 2006

UN POCO DE COHERENCIA


Cuando me planteé abrir este blog, una de las cosas que dije que no haría es la de caer en la tentación de utilizar las declaraciones de los políticos para buscar argumentos en defensa de la familia. Ya se sabe que muchos de los miembros de esa casta no tienen el menor escrúpulo en decir cosas totalmente opuestas en función del público con el que cuenten en un determinado momento; y parece ser que esa es una práctica aceptada por la sociedad como parte de las reglas del juego de la “caza de votos”, ese que se practica en nuestra democracia cada cuatro años.

Sin embargo, cuando esas declaraciones de los políticos se realizan fuera de un periodo razonable encuadrado alrededor de una consulta electoral, lo que marcan es una tendencia, una forma de hacer política, una manera de cambiar las conciencias a base de repetir muchas veces una mentira para que al final se transforme en verdad.

Y eso es lo que ayer vi reflejado en el extracto de una entrevista realizada a José Bono, ex ministro de Defensa: “Zapatero es buena gente, es una persona especial: le dan hasta en el cielo de la boca y él pone la otra mejilla: es un laico con virtudes cristianas”.

No señor Bono, no. Ni Zapatero es buena gente, ni es una persona especial, ni pone la otra mejilla, y ni muchísimo menos es un laico con virtudes cristianas. No se confunda, el señor Rodríguez Zapatero no es nada de eso.

El señor Zapatero no es buena gente, ya que durante dos años y medio ha estado enfrentando a los españoles, aprobando leyes que van en contra del sentir de la gran mayoría de ellos, permitiendo -cuando no fomentando- que en la sociedad se generalice el insulto contra la Iglesia Católica y contra todos los que profesamos esa religión, apoyando manifestaciones del mal llamado “orgullo gay” en las que se desprecia y se humilla a todos los que no piensan así, haciendo que la mentira y la calumnia se implanten en la sociedad como una nueva forma de hundir al discrepante, ...

El señor Zapatero no es una persona especial. Es uno más de esos que tienen un odio visceral a lo que representa la historia, que reniegan de todas y cada una de las instituciones de las que se han estado aprovechando durante muchos años, que pretende tapar sus complejos legislando en contra de la mayoría y resucitando fantasmas del pasado que afortunadamente se superaron hace casi treinta años, ... Es una persona que, con esos planteamientos tan pobres, lo único que da es pena.

El señor Zapatero no pone la otra mejilla. Instalado en su prepotencia, la cual quiere disimular citando continuamente “su talante” pero sin dar la más mínima prueba del mismo, en treinta meses de gobierno ha sido incapaz de dar su brazo a torcer viendo que muchos millones de españoles le piden que cambie de rumbo en temas como la familia, la educación, el terrorismo, ...

El señor Zapatero no es un laico con virtudes cristianas. Dudo mucho de que en su forma de vida encajen cosas tales como la comprensión, la fortaleza, la generosidad, la humildad, la justicia, la laboriosidad, la lealtad, el respeto, la responsabilidad, la sencillez, la sinceridad, el orden, el patriotismo, la perseverancia, la prudencia, el pudor, la sobriedad, ..., por citar algunas de las virtudes cristianas. Es más, me atrevería a decir que sino de todas, de casi todas rehuye como si le produjeran urticaria. Y para eso no hace falta nada más que observar lo que ha hecho últimamente.

Todas esas cosas que usted ha dicho, señor Bono, no las es el Presidente del Gobierno. Sin embargo, el señor Zapatero sí que es una persona que ha hecho todo lo que está en su mano para ir en contra de la familia, y de todo aquello en lo que esta tenga su fundamento. El señor Zapatero ha creado el mal llamado “matrimonio homosexual”, ha sido el artífice del “divorcio exprés”, es el responsable último del incremento de los abortos en España con su política pro-abortista, es el que ha implantado una asignatura denominada “educación para la ciudadanía” que concede al estado poderes que sólo deberían residir en el seno de la familia, es el que está intentando por todos los medios crear una escuela en la que se castigue a una religión mientras que se premia a otras que no tienen la relevancia de la primera, es el que por medio de su ministro Solbes acaba de anunciar recortes en las ínfimas prestaciones que tiene del estado la familia numerosa, es el que a no mucho tardar tratará de implantar en España la eutanasia disfrazándola como un derecho de las personas a elegir su futuro, ...

Todo esto es Zapatero. Y no lo digo yo, sino las propias actuaciones de este señor. No se confunda señor Bono, y sobre todo no intente confundir a la gente de buena fe. Y, por supuesto, no intente usted cambiar el concepto de virtudes por el de valores, que tan bien ha amoldado a sus intereses de forma habitual.

09 agosto, 2006

¿ENFERMEDAD FÍSICA O PSÍQUICA?


Reconozco que la capacidad que tiene el ser humano para asombrarse no tiene límite. O, por lo menos, eso es lo que me sucede a mí, que cuando creo que ya he llegado al máximo en las cosas mas inverosímiles que puedo encontrar ojeando los periódicos, aparece una nueva que me deja sin palabras. En esta ocasión es una noticia publicada en todos los periódicos de ámbito nacional el pasado día 8 de los corrientes bajo el título: “Un hombre con 37 hijos reclama la vasectomía para no seguir procreando”. El individuo en cuestión es un argentino de 44 años, sin ningún oficio digno reconocido, que tiene 37 hijos (y ha perdido otros seis) y que reconoce como “méritos” -entre otros- el no poder controlarse cuando se enamora de una mujer, el haberse iniciado sexualmente a los nueve años, el haber tenido hasta siete novias a la vez, el haber vivido durante 14 años con tres mujeres bajo el mismo techo, ... ¡Menudo fiera!

Pero si esto es asombroso, no lo son menos los argumentos que esgrime para solicitar que lo esterilicen. Premisas tales como que “... es muy duro tener que alimentar tantos chicos sin un trabajo digno, abrigándolos con ropa de segunda mano y esperando ayudas del gobierno que nunca llegan”, o esa otra que dice que no puede “comprar preservativos” porque “supondría dejar a su familia sin un kilogramo de azúcar”; o la mejor “... lo que le pasó a Cletito, el último, que nació con labio leporino, hizo que dijera 'basta, no quiero tener más chicos'. Ellos también sufren y los quiero cuidar bien”.

Salvando las distancias, es como si un ladrón de joyas pidiera al gobierno de turno -sí, a ese que está siempre dispuesto a “ayudar” a las minorías para que no se sientan discriminadas- que promulgara una ley para que los dueños de las joyerías dejen abiertas las puertas y cajas fuertes de sus establecimientos y así pueda robar a su antojo, ya que con las medidas de seguridad que hay en la actualidad se tiene que gastar un dineral para poder anularlas y así no le sale rentable el “negocio”.

En una sociedad en la que priman los “derechos” del más fuerte sobre los del “no nacido”, en la que se buscan soluciones a problemas creados más por placer que por necesidad, en la que se antepone el “yo” a los “otros”, no es extraño que sucedan cosas que calificamos de “pintorescas”, cuando en verdad deberíamos de llamarlas “desoladoras”.

Y mientras, con un manejo partidista de los medios de comunicación, unos pocos van utilizando estas “noticias” para crear en la sociedad del sentimiento necesidades que desemboquen en nueva legislación en contra del modelo de sociedad vigente, y a ser posible, en contra de la familia. ¡Y en la mayoría de las ocasiones se solucionarían los “problemas” tan solo con la visita a una consulta médica!

08 agosto, 2006

POBRECITA, QUE PENA ME DA


Esta mañana, al leer las noticias en la prensa, le he dado gracias a Dios por ser católico y no musulmán; por tener una religión en la que me han inculcado la cultura del perdón y no la del odio. De no haber sido así, después de ver el lamentable espectáculo que ha hecho la polémica Louise Verónica Ciccone, más conocida como Madonna, en el concierto que ha dado en la Ciudad Eterna, debería haberme enfurecido y haber invocado la guerra santa contra la sacrílega autora de tamaña ofensa y contra todos los que han colaborado con ella para ese fin, incluidos empresarios, casas discográficas y cualesquiera otros. Pero no ha sido así, ya que mi religión me pide que perdone las ofensas, que ponga la otra mejilla, que no tenga en cuenta los insultos, que sepa olvidar.

Madonna, en el concierto 'Confessions Tour 2006', interpreta uno de los temas sobre una cruz de espejos y con una corona de espinas de acero sobre su cabeza, “mientras a su espalda se proyectan imágenes y cifras sobre el sufrimiento de las personas en el mundo”. ¿Es necesaria esa grotesca “puesta en escena” para poner de manifiesto el sufrimiento de las personas en el mundo? ¿No sería mucho más efectivo que la polémica "artista" dedicara los beneficios de esta gira mundial a paliar el citado sufrimiento?. Seamos coherentes, por favor.

Esa cruz –en la que no está clavada y que no ha tenido que portar durante el camino del Calvario después de sufrir una horrible flagelación interminable- y esa corona de espinas -que luce sobre su cabeza sin que se la hayan hincado en su cráneo-, para muchos millones de personas en todo el planeta tienen un significado de redención, de entrega por los demás para el perdón de nuestros pecados. Esa cruz y esa corona de espinas las llevó Cristo, el Hijo de Dios, que dio su vida para reconciliarnos con el Padre.

Resulta, cuando menos, increíble que durante el concierto la "artista" haya realizado un llamamiento en favor de la paz: "Es posible tener paz en este mundo. Debéis creer que cambiar el mundo es posible", mientras que con su actitud haya estado afrentando a millones de personas. ¿Es que para pedir la paz en el mundo hace falta ofender las convicciones religiosas de media humanidad? ¿No es esa una forma como otra cualquiera de quitarle la paz a esa mitad del mundo?

También resulta increíble que el titular de la noticia distribuida por la agencia EFE haya sido “Madonna reunió en Roma a 70.000 seguidores entregados pese a las críticas de la Iglesia”. ¿Pero qué estaba esperando el periodista que escribió la noticia, que la Iglesia aplaudiera alborozada mientras recibía el insulto? ¿O quizá que el Papa hubiera aceptado la invitación de la cantante al concierto y mientras ella interpretaba esa “astracanada” hubiera aplaudido embelesado por la emoción?

Madonna, lo siento mucho, pero no puedo evitar sentir lástima por ti. ¡Hay que ver que bajo has caído para poder “forrarte” a cuenta de gente con pocos escrúpulos!

07 agosto, 2006

CONSECUENCIAS EVITABLES


En los últimos artículos hemos insistido en la necesidad de que la educación de los hijos debe ser cosa de dos, del matrimonio. Que se debe fundamentar en un proyecto común anterior a su nacimiento y construir sobre el ejemplo que los padres transmiten a sus hijos, haciéndose amigos de ellos y administrándoles la libertad correspondiente a su edad a la vez que se les educa en la responsabilidad adecuada a esa libertad. De esta manera y, por supuesto, fomentando las virtudes en nuestros hijos podremos obtener los mejores resultados. Prueba de ello es el hecho de que en la sociedad actual, en la que estos parámetros están considerados como “retrógrados” y no se aplican, algo está fallando pues la juventud se encuentra cada vez más desorientada, con más problemas y, cada día, más graves.

Uno de ellos venía recogido anteayer en titulares de la primera página de un periódico de ámbito nacional: “Más de 600.000 menores se emborrachan al menos tres veces al mes”. Y en el desarrollo de la noticia venían entre otras “perlas” las siguientes: “Los niños empiezan a beber a los 13 años”; “Casi dos millones de menores se inician en el consumo de alcohol cada año”; “Un 79% de los jóvenes entre 14 y 18 años ha consumido alcohol en el último año, y un 65% de ellos lo ha hecho en el último mes”; “Algunos beben hasta emborracharse; otros fuman cannabis. Muchos mezclan dos o tres sustancias. Los adolescentes españoles están a la cabeza del policonsumo en la UE”; “En un estudio de la Fundación Alcohol y Sociedad se recoge que el 44% de los padres saben que sus hijos beben ... y que un 28% de los progenitores lo intuyen”. Unos datos absolutamente demoledores.

Dice el citado informe de la Fundación Alcohol y Sociedad sobre “Alcohol y Adolescencia” que “La falta de modelo educativo combinada con la estructura actual de la sociedad ... deja la educación de los hijos en manos del estado de ánimo y del deseo de encargarse de ella por parte de los padres. Esa ausencia de un modelo dificulta no sólo la educación de los hijos, sino la simple comunicación con ellos. La distancia entre el mundo de los padres y el de los hijos es tan grande, que los padres se ven impotentes para educar a sus hijos, y se desaniman porque no pueden hacer frente a las influencias externas. Sin un modelo educativo fuerte y coherente es difícil luchar contra la influencia de los amigos, la televisión, Internet, etc.”. Y es que los padres hemos dejado la educación de nuestros hijos en manos del colegio, de los amigos, de las empleadas de hogar, y sobre todo en manos de internet y de la televisión, alegando nuestra falta de tiempo y anteponiendo nuestro éxito personal y/o profesional a la educación de nuestros hijos.

Por si fuera poco, damos mal ejemplo a nuestros hijos, ya que hasta un tercio de los niños tienen su primera oferta de consumo de bebida alcohólica dentro del ambiente familiar y en multitud de hogares se consumen bebidas alcohólicas de forma habitual; por lo que, la normalización del consumo está inducida por el núcleo familiar y se transmite a los miembros de menor edad como práctica asociada a la vida adulta.

Simplemente, si analizáramos un poco los datos de los que disponemos y viéramos que un 80% de las muertes registradas entre adolescentes se deben a causas violentas y dentro de ellas las relacionadas con drogas o alcohol representan el 50%, existiendo un mayor porcentaje de suicidios en los adictos a estas sustancias; seríamos unos desalmados si no intentáramos poner remedio a la situación. En nuestras manos está puesto que sabemos qué es lo que hay que hacer y cuándo se debe hacer.

06 agosto, 2006

EDUCAR CON UNIDAD DE CRITERIO


Ayer por la mañana, estaba dando un paseo con mis hijos y al pasar por delante de una iglesia vimos los restos -muchos restos, demasiados restos- de un “botellón” nocturno, en la misma puerta. Una señora de mediana edad pasaba también por allí y no pudo reprimir, con gesto de contrariedad, el manifestar su opinión al respecto. Después de unos minutos de desahogo dirigió una mirada de pena a los niños y les dijo que hicieran mucho caso a su padre, que ella ya les decía a sus hijos adolescentes que hicieran lo mismo con el suyo. Finalmente, como tratando de justificarse me explicó que la mano dura era para que la aplicara su marido y que su papel era el de proteger a sus hijos, y en especial al adolescente que más problemas le estaba dando para que no se le fuera de casa.

En ese momento, si me hubiera dado la opción de hacerlo, le habría dicho un montón de cosas sobre la unidad de criterio en el matrimonio, sobre el compartir todas las cosas que sucedan en el ámbito del mismo, sobre la entrega libre y voluntaria de cada uno de los cónyuges para ser uno, sobre el proyecto de vida en común que incluye la obligación de compartir la educación de los hijos.

Si hubiera podido le habría hablado de que la educación de los hijos no es ni un juego, ni un experimento. Que es cosa de dos, del matrimonio, no solo de la madre o del padre; y que en este contexto el mejor papel que pueden jugar ambos es el ser uno solo, un único criterio y una sola voz.

Si me hubiera dejado le habría dicho que el papel de los padres no es el de ser “colegas” de los hijos, ni el de ser “sargentos” de ordeno y mando. Que los dos extremos -la bondad en exceso y el rigor en demasía- son igual de malos. Que no hay reparto de papeles válido para conseguir la mejor educación posible para los hijos, ya que ésta sólo se consigue con el esfuerzo de ambos cónyuges.

Si sólo hubiera tenido un instante le habría hecho pensar que para educar a los hijos no hay que sobreprotegerlos, sino sólo hacerse amigos de ellos, para, con esa amistad y con la autoridad de padres, aconsejarles de forma oportuna, pues los hijos están siempre dispuestos a escuchar a sus amigos.

Si hubiera habido ocasión le habría contado que en la educación de los hijos hay que compatibilizar la libertad que ellos tienen, con la autoridad de los padres. Que éstos deben querer y cuidar la libertad de sus hijos enseñándoles a administrarla bien, pero que al mismo tiempo que les dan la libertad adecuada a su edad, les tienen que enseñar que ésta trae consigo la correspondiente responsabilidad.

Si nada más me hubiera escuchado un momento le hubiera manifestado que cuidando la libertad de los hijos, se les previene de las malas costumbres, de las ideas descabelladas, de las infamias, de los malos amigos, de propagandas destructivas, ...

Si nada más me hubiera escuchado le habría dicho ... Pero no fue posible decirle nada porque, alegando que tenía mucha prisa, se marchó. No me dejó explicarle todo esto porque creo que en el fondo ella ya lo conocía, sabía que era cierto y se imaginaba que yo se lo podía decir.

04 agosto, 2006

EDUCAR CON EL EJEMPLO


“A menudo los hijos se nos parecen, así nos dan la primera satisfacción. Esos que se menean con nuestros gestos echando mano a cuanto hay a su alrededor. Esos locos bajitos que se incorporan con los ojos abiertos de par en par, sin respeto al horario ni a las costumbres y a los que por su bien hay que domesticar”. Dice así el primer párrafo de la canción “Esos locos bajitos” de Serrat y, a pesar de ser una canción con ya más de veinte años, el mensaje que nos traslada, la educación de los hijos, sigue siendo actual.

Hace algunos años, una amiga experta en orientación familiar nos contaba a un grupo de padres que uno de los puntales en la educación de los hijos se basaba en que aquello que los padres les transmitían, los hijos debían verlo antes reflejado en la conducta de los padres. Es decir, si un matrimonio quería fomentar el orden en sus hijos, lo primero que tenían que hacer era ser ordenados los padres; si lo que querían es que sus hijos fueran sinceros, estos no podían “pillar” a sus padres diciendo “mentiras piadosas”, ya que no sabrían distinguir cuando podrían hacerlo y cuando no; y así sucesivamente con cualquier otra virtud.

La clave de esto radica en que los hijos, desde su más tierna infancia, son testigos inexorables de la vida de sus padres. Y a pesar de que éstos crean que son pequeños para entender las cosas, ellos lo ven todo y lo juzgan todo con su criterio limitado, por lo que las valoraciones que realizan, en la mayoría de los casos, no son correctas. En el momento en el que detectan incoherencias entre las explicaciones recibidas y las actitudes observadas en sus padres, se les producen graves problemas que pueden desembocar en alteraciones del comportamiento futuras.

Para los hijos, los padres son el modelo, como un libro abierto en el que ven la imagen de lo que quieren llegar a ser ellos en el futuro. Por eso es imprescindible el tratar de darles buen ejemplo a la hora de enseñarles a tener una buena conducta. Y eso sólo se consigue teniendo claro un proyecto de educación para los hijos basado el la prevención de los problemas que puedan surgir.

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